Tras un año 1990 espectacular en lo que ha discos se refiere, el siguiente año seguía demostrando que esta década no iba a ser mala para el mundo del metal.
1991
Después de un comienzo de década bestial, en 1990 salieron algunos de los discos más importantes de la Historia del metal, el año 91 continuaba siendo bueno para la cosecha metalera.
Aunque es de justicia reconocer que en 1991 no se publicaron una cantidad importante de «obras maestras» como en el año anterior («Rust in peace«, «Cowboys from hell» o «Painkiller» entre otros) pero si que aparecieron algunos álbumes que han hecho historia.
Estos discos que marcaron un antes y un después en la historia del metal quizás no tengan la calidad de sus predecesores en sus respectivas bandas, pero a nivel mediático supusieron un aumento considerable en la atención del público en general y de los medios de comunicación al rock, al metal, aunque casi siempre se tratara de estos pocos discos.
También es cierto que a partir de estos años vamos a encontrarnos algunas decepciones (en algunos caso auténticos truños) que nunca se debieron grabar. En 1991 destaco negativamente la aparición del «Pink bubbles go ape«, un disco que sin ser malo, fue un paso atrás en la carrera de Helloween. Después de haber hecho los dos «Keeper» aparecían ahora con este disco que dejó un pobre sabor de boca a todos los fans de la banda. Aunque lo peor de los alemanes aún estaba por llegar dos años después.
COMENZAMOS
Los últimos coletazos del thrash metal se estaban dando. El género ya comenzaba a agonizar hasta casi desparecer en los próximos años. Antes de que eso sucediese, los norteamericanos Dark Angel se marcaron un discazo titulado «Time Does Not Heal«. Un álbum denso, largo, de puro thrash americano. La banda de Glen Hogan no pensaba acabar su carrera con este cuarto disco, ya tenían preparado parte del quinto, pero un año después de la publicación de este «Time Does Not Heal» la banda se separaba para siempre.
El noveno disco de estudio de Motorhead se convitió desde su lanzamiento en uno de los grandes discos de la banda de Lemmy. «1916» es una maravilla. Fresco, rápido, macarra, Motorhead 100%. La banda, que en este disco era cuarteto, registró un álbum espectacular y donde aparte de los bombazos que contenía, destacó sobremanera la balada con la que se cerraba el disco y que daba título al álbum donde la voz de Lemmy sonaba por encima de un piano de iglesia y un tambor. Espectacular.
Y llegó el 25 de marzo y con él, otro de los grandes discos de la historia metalera. Desde Brasil, y con una formación en su mejor momento creativo, Sepultura editaba «Arise«. Disco de 9 temas, 9 himnos que los seguidores más viejos de la banda siguen echando de menos den los nuevos lanzamientos de la banda. Con «Arise» Sepultura tocaba el cielo que prolongaría un año disco más para luego caer en la más absoluta indiferencia.
El cuarto y (pen)último disco de los norteamericanos White Lion es una delicia. Y digo (pen)último, porque su última grabación es del 2007, una vez que regresa la banda de un parón de muchos años, es con una formación donde solo está Mike Tramp. «Mane attraction» es la madurez de una banda que fabricó tres discazos anteriores en los que destacan sobre todo «Pride» y «Big game«, y que en este cuarto disco pone lo mejor de los anteriores al servicio de los oídos hardrockeros más exigentes.
Y en esos últimos momentos de vida del thrash (hasta su posterior resurreción) aparece uno de los discos injustamente más infravalorados de la historia del metal. «Victims of deception«, de los californianos Heathen, es uno de los mejores discos de thrash que se han grabado jamás y que, curiosamente, es de los más desconocidos para el gran público metalero. Temas largos, trabajados, nada de los típicos trallazos metaleros rápidos y salvajes. En «Victims of deception» te vas a encontrar canciones largas con toques progresivos sin dejar la fuerza y la rabia del thrash y donde destaca la cover de Rainbow «Kill the king» llevada al terreno de estos norteamericanos. Si aún no has escuchado el disco, ya estás tardando.
En 1989 una banda llamada Skid Row irrumpía en el panorama rockero mundial con un álbum debut homónimo sobresaliente. Dos años después se consolidaban con su segundo disco como una de las bandas más importantes del planeta. «Slave to the grind» ahondaba en las virtudes de su álbum debut y mejoraba muchos aspectos (entre ellos la producción) dejándonos para la historia un disco sobresaliente. La pena fue que esto fue lo último digno de mención que hicieron.
No solo el thrash vivía su ocaso, otro género que brilló con luz propia en los 80 (y que curiosamente estaba enfrentado en todos los sentidos al thrash) era el glam. Una de sus bandas más importantes sacaba en el verano del 91 el que para muchos es su mejor disco. L.A. Guns, editaba el 25 de junio «Hollywood vampires» con el que cerraba una trilogía de discos maravillosos que había comenzado con «L.A. Guns» (1988) y «Cocked & Loaded» (1989). Después de este tercer trabajo, la banda de Tracii Guns ya no volvió a ser lo mismo.
En pleno verano del 91 aparecieron en el mercado dos discos de dos bandas clásicas que aún tenían algo que decir. El 2 de julio, el controvertido y carismático Alice Cooper editaba el que probablemente sea su último gran disco. Después del indiscutible éxito de su anterior álbum «Trash«, Alice Cooper solo tuvo que seguir por la misma senda para conseguir el mismo resultado. Con «Hey Stoopid» lo consiguió (aunque no en la medida que el anterior) con temas como el que daba título al disco.
El otro gran disco de una banda clásica que salió en este verano fue el disco en directo de los norteamericanos Y&T (Yesterday and Today) que titularon sencillamente «Live«. Reconozco que fue el primer disco que escuché de Y&T pero me enganchó desde el primer trallazo «Meanstreak» hasta el cierre con la archiconocida y maravillosa «Forever«. Un álbum en directo sencillo (en su continente, pues es solo un disco) pero espectacular en su contenido. Imprescindible dentro de la lista de los mejores directos de siempre.
Y cuando llegó el día 12 de agosto de 1991 muchas cosas cambiaron, sobre todo la cuenta corriente de cuatro músicos. El «Black album» de Metallica era un principio y un final. Era el principio de una carrera exitosa de la banda de San Francisco aunque no precisamente por lo que iban a a editar de aquí en adelante sino por que con este disco se convirtió en la banda más famosa del mundo metalero, y fue el final de los Metallica thrasher para pasar a unos Metallica, en este disco al menos, heavy metaleros. Era la primera vez que grababan una balada y no contentos con ello, hicieron dos. Para muchos, este disco de Metallica es el más importante de la historia del metal, pero lo que está claro que no es el mejor…ni siquiera en la discografía de la banda.
«Horroscope» se tituló el quinto disco de los thrasher norteamericanos Overkill. «Horroscope» fue el último gran disco de Overkill hasta hace unos pocos años que han vuelto a impresionar al personal con «Ironbound» (2010), pero sobre todo con «The electric age» (2012). «Horroscope» fueron 11 temazos de parte de los incombustibles Bobby «Blitz» Ellsworth y D.D. Verni que han puesto a este disco como uno de los mejores discos de Overkill y de los más importantes del thrash mundial.
Y si el día que salió el disco de Metallica fue importante, no lo fue menos el día 17 de septiembre cuando se ponía a la venta el cuádruple álbum de Guns ´N´ Roses. La banda de Axl Rose y Slash que habían impresionado al mundo con «Appetite for Destruction» no sabían la que se les venía encima con estos «Use Your Illusion» (I y II). Los discos amarillo y azul, como también se les conocen, son dos álbumes dobles que contienen un total de 30 canciones de todos los colores y sabores. Realmente hay muchos temas de relleno, y con perspectiva podemos decir que si hubieran hecho un solo disco con los mejores temas, ese sería a día de hoy uno de los mejores discos de toda la historia de la música. Pero G´N´R quizo sacar dos discos dobles. Personalmente, creo que el azul, el II, es mejor disco que el amarillo, pero a continuación vamos a ver un tema de cada uno de ellos y que cada uno opine.
Otro de los clásicos que publicó disco este año de 1991 fue el Príncipe de las Tinieblas. A pesar de que «No more tears» no es el mejor disco de Ozzy Osbourne, si que es uno de los más vendidos. Consiguió nada más y nada menos que un cuádruple disco de platino con más de 4 millones de copias. Como curiosidad, hay que decir que prácticamente medio álbum lo escribió Lemmy, que junto al propio Ozzy y unido al talento de Zakk Wylde y Randy Castillo completaron la composición de los 11 temas. Una muestra de lo que escribió Lemmy es la preciosa balada «Mama, I’m Coming Home«.
El año se terminaba pero aún nos quedaban dos discazos por escuchar. Uno fue el segundo disco de Gamma Ray. Después de un espectacular debut el año anterior, la nueva banda de Kai Hansen se consolidaba definitivamente dentro de los grupos más importantes del power metal con este trabajo titulado «Sigh no more«. Nueva formación, con Uli Kush (más tarde lo veremos en Helloween) a la batería y la entrada de Dirk Schlachter a la guitarra, que más adelante se convertiría en el bajista de la banda. Siguiendo la línea compositiva del primer lanzamiento, «Sigh no more» está considerado uno de los mejores discos de la extensa carrera de Gamma Ray.
El año terminaba con lo que podemos calificar como el nacimiento de un subgénero. Los creadores del death metal, los norteamericanos Death, daban un paso más y creaban lo que luego se llamó el death metal técnico. «Human» es una demostración de la buena evolución de una banda, que continuó un par de años después con su siguiente trabajo «Individual thought patterns«. Estamos en el momento de más brillantez del death metal.
Si ves que falta algún disco que a tu modo de ver debería estar aquí, coméntalo en nuestro facebook. La próxima semana analizaremos el año 1992.
Redacción y dirección: Salva Arteaga