Artista: Danny Vaughn
Álbum: Myths, Legends & Lies
Sello: Townsend Music
Fecha: 14 de junio de 2019
Nota: 8,5/10
El nombre de Danny Vaughn es uno de esos que sólo con pronunciarlo ya se sabe de quién se habla sin necesidad de decir nada más. En activo desde 1986 ha pasado por bandas como, Waysted , Tyketto, Burning Kingdom, The Ultimate Eagles… por citar algunas de las formaciones que han podido disfrutar de una de las voces más reconocidas y características del rock estadounidense, así como alguna colaboración más conocida en nuestro país como la que hizo con el incombustible Jorge Salán en su tercer disco, “Chronicles of an Evolution”, concretamente en el tema “Chase the Fire”, o en su cuarto álbum, “Subsuelo”, en el tema “Trouble Walking”.
Todo esto nos lleva a ver la extensa trayectoria del músico y la elevada cantidad de discos repletos de éxitos que forman parte de su currículum, pero dado que en esta ocasión hablamos de su trayectoria en solitario, para ver que este es el quinto álbum que edita en su carrera en solitario. Un disco de ritmos suaves, muy melódico y con esa variedad de recursos de la que siempre ha hecho gala el cantante norteamericano a la hora de crear su propia música.
De esta manera nos lanzamos con “The Shadow of King John”, un corte de rock con un ligero toque country, creando una combinación de sonidos muy interesante y que provoca una apertura del disco inmejorable, ya que son melodías muy pegadizas y que prácticamente te ponen a moverte sin darte cuenta, con un estribillo rematado con la maestría que siempre ha caracterizado a Danny Vaughn, logrando así un resultado que, creo, es inmejorable para este corte.
Seguimos con una canción que de nuevo vuelve a tirar de recursos para lograr unos giros de lo más interesante, hablamos de “Man or Machine”, y los giros a los que me refiero se ven en la voz, sobre todo con el ascenso en el tono que se aprecia en el estribillo para desembocar en una canción que resulta una verdadera maravilla con ese toque tan particular que le da, usando durante todo el corte guitarra acústica y unas palmas en lugar de la caja de la batería para marcar el tempo hasta los últimos segundos del corte, un recurso de lo más interesante y que deja un resultado muy llamativo.
En tercer lugar está “The Missouri Kid”, un corte con un ritmo más pausado pero con unas guitarras exquisitas, y unas líneas vocales para enmarcar, con un resultado espectacular logrando así un corte que resulta realmente maravilloso al escucharlo, combinando las guitarras acústicas con un solo de guitarra ligeramente distorsionada enlazándose con la voz y dando así muestras de, como decía antes, la enorme variedad de recursos que posee el cantante para componer, un resultado realmente excelente.
“The Good Life” vuelve a tirar de guitarra acústica y en este caso vamos a tener de nuevo ese toque más cercano al country ofrecido por un violín tan inesperado como excelente, con ese ritmo de nuevo algo más rápido que en los dos cortes anteriores y con esa línea vocal tan reconocible, un solo de guitarra soberbio y unas melodías sumamente pegadizas, Danny Vaughn vuelve a dejar registrada una canción espectacular en un disco que, tras cuatro canciones, no deja de ser llamativo a pesar de tener unas expectativas muy altas (generadas al ver el nombre del autor del mismo).
Seguimos con “Last Ride of the Sunset Man”, una canción que a nivel instrumental sí se acerca bastante más al rock que las anteriores y que donde más va a brillar va a ser en la línea vocal, donde vamos a ver al vocalista estadounidense haciendo gala de su capacidad vocal para volver a hacer una canción a la altura de lo esperado, siguiendo una estructura similar en cuanto a ritmo que en el caso del corte anterior, pero no por ello menos interesante; también me ha llamado la atención la batería en esta canción, ya que creo que de las que llevamos hasta ahora, es en la que más brilla (sin hacer tampoco peripecias especialmente complejas).
“Black Crow” de nuevo va a tener ese toque a caballo entre estilos, con unas guitarras que tienen poca presencia, un violín que aporta una belleza melódica incuestionable, un ritmo pegadizo y una entonación algo más grave que en los cortes anteriores, lo que aporta cierto toque oscuro al corte, pero que lo hace sorprendente precisamente por tirar de un recurso que, de alguna forma, rompe un poco con todo lo anterior y crea una atmósfera diferente durante unos minutos.
En el siguiente corte vamos a tener un corte de puro hard rock como sólo un maestro del calibre de Danny Vaughn es capaz de hacer, “Monkeys With Money and Guns” nos transporta a ese rock canalla, de coros muy presentes y en el que un teclado es arma imprescindible para poder lograr su máxima expresión, así como una buena base rítmica que aporte fuerza sin perder ese ritmo fácil de seguir que caracteriza a estas composiciones, y todo ello rematado con unas guitarras magníficas, que en su conjunto forman un cóctel sonoro muy interesante, logrando así uno de los mejores cortes del álbum.
Seguimos el camino de este álbum con “Point the Way”, un corte que se inicia con una atmósfera relajada, empleando guitarras acústicas que enlazan con la voz, que al inicio es más una letra narrada que cantada, pero con una melodía de fondo que destila quilates de belleza en cada segundo. Prácticamente llegando al minuto la voz pasa a entonar siguiendo la melodía de la guitarra durante unos instantes, uniéndose también el violín y logrando así rematar una atmósfera maravillosa con una canción repleta de matices y, ante todo, con una belleza incuestionable.
“Deep Water” sigue con esa atmósfera relajada al inicio, empleando para ello guitarras limpias pero eléctricas en lugar de acústica. La entrada de la batería le da ciertas reminiscencias del blues, lo que unido a esas guitarras y la voz nos deja de nuevo una canción interesante, de matices y que nos muestra de nuevo unos recursos diferentes. La entrada de instrumentos de viento metal (al menos trompeta y saxo) termina de dar esa atmósfera de blues del que se puede escuchar en la cuna de este género en cualquier club nocturno, ya que Danny Vaughn lo hace con una excelencia indiscutible y logra un resultado espectacular.
Seguimos con “Kelly’s Gone”, un corte que de nuevo se va a ese rock n’ roll relajado, con cierto aire de nostalgia incluso, un aura que se intensifica con el violín que vamos a poder escuchar en el corte. Un buen juego de guitarras que alternan la acústica con la eléctrica y un bajo que aporta esa dosis de fuerza, unido a un estribillo repleto de magia son el resto de ingredientes de otra canción a la altura de lo que se espera de su autor, una gran obra musical.
“Something I Picked Along the Way” de nuevo nos transporta a Nueva Orleans, a un club de blues, ya que si hace un par de cortes teníamos una canción con reminiscencias de este estilo, en este caso no son reminiscencias, es un blues con todas las de la ley, con un contrabajo magnífico y una batería tocada de forma magistral, una melodía y una combinación de instrumentos inmejorables para dejar registrada otra gran obra, de esas de escuchar una y mil veces sin parar, ya que se convierte en más y más adictiva a cada segundo que pasa, colándose de lleno en el podio de mejores canciones del álbum.
Nos vamos acercando a la recta final de disco con “Time Out of Mind”, una canción que se inicia con esa combinación de guitarra acústica y eléctrica limpia en un ritmo suave, donde impera de nuevo la melodía y donde de nuevo tenemos una masterclass de entonación en toda regla, con una línea vocal exquisita marca de la casa.
En penúltimo lugar tenemos la canción más larga del álbum, “Seven Bells”, durante los primeros cuarenta segundos vamos a poder disfrutar de la voz acompañada solo por una guitarra, tras lo cual entra el bajo también, creando un cóctel de sonidos sumamente interesante, con una atmósfera que de nuevo coge ese toque íntimo, para ambientar con la luz adecuada y simplemente disfrutar. La entrada de la batería refuerza esa atmósfera dando un punto de fuerza al corte, para ayudar de paso a darle más grandilocuencia al estribillo. Pero desde luego si hay alguna línea instrumental que me ha gustado especialmente de esta canción es el bajo, siendo seguramente el tema donde más brillen las cuatro cuerdas. La segunda mitad del tema es una explosión sonora, sin perder el hilo conductor ni esa atmósfera, pero que eleva a la categoría de obra maestra esta composición, la mejor del disco con diferencia.
Cierra el disco “What You Left Behind”, una clausura inmejorable para un disco espectacular, con una canción que tiene ese aire de despedida en todos los sentidos: el título, la letra, la música… Si una cosa queda clara es que el disco está muy bien estructurado y está cuidado hasta el más mínimo detalle, ya que esta canción, en acústico, con un cello haciendo maravillas sonoras, como decía, es el cierre perfecto para el álbum.
Danny Vaughn en estado puro, creo que es la mejor definición que se puede dar de este LP. Tiene de todo y para todos los gustos, una clase magistral de cómo crear un álbum que no se pueda definir sólo con palabras, un disco que requiere escuchar varias veces para degustarlo como se merece, que muestra que hay un trabajo muy meticuloso y un mimo incuestionable para hacer algo intachable. Seguramente un disco que entrará en el top-10 de discos internacionales, al menos para quien les escribe.
Joseph Draven