La Sala Custom de Sevilla recibió por tercera vez a los BRITISH LION de Steve Harris, que llegaron de la mano de Madness Live. El mítico líder y bajista de IRON MAIDEN es un amante de los directos y muestra en cada concierto la ilusión del primer día. Es por ello por lo que mantiene un proyecto paralelo para tocar en pequeños espacios y sentir mucho más de cerca a los fans, a diferencia de lo que puede hacer en las giras mastodónticas de Maiden.
Harris está en plena forma, ni le pesan ni aparenta los 68 años que carga sobre su espalda. Como si fuese una especie de Benjamin Button del metal, se le vio incluso mejor que en otras ocasiones, para alegría de sus seguidores, que esperan disfrutar de su presencia en el escenario durante muchos años más.
La última descarga de la banda británica en Sevilla fue hace casi ocho años (4 de noviembre de 2016). Curiosamente, el concierto del pasado domingo llegaba casi justo una década después de su primera parada en la sala sevillana (18 de julio de 2014). Desde entonces muchas cosas han cambiado.
La banda suena mejor que nunca, como un reloj que ya tiene doce años de vida. Y, aunque es evidente el reclamo para el público que supone la presencia de Steve Harris, ese efecto se va diluyendo a favor de los fans “puros” de BRITISH LION.
Los británicos llegaron a Sevilla tras tocar en Faro (Portugal) un par de días antes y preparando su gira de septiembre por Australia, Japón y Estados Unidos. Para ello repasaron sus grandes temas, arrancando con This is my god. Una tras otra, sin pausa, fueron llegando canciones ya tan conocidas del hard rock como The burning y Us against the world y Lightning.
BRITISH LION puso a cantar y saltar al público, que abarrotó la sala, durante una hora y cuarenta minutos, bastante más tiempo que bandas jóvenes en pleno apogeo musical. Y ello con un tímido Steve Harris sin querer robar protagonismo a sus compañeros de viaje en esta aventura.
Sin respiro, ni minutos de relleno, el espectáculo finalizó con la coreada Eyes of the Young y una sonora ovación a toda la banda, que ya es mucho más que el entretenimiento de Steve Harris.
Antes, para caldear el ambiente, Tony Moore había desplegado su simpatía y arte con un curioso espectáculo unipersonal. Teclista de IRON MAIDEN en sus inicios, incluso antes la grabación del primer disco, Moore mantiene una buena amistad con Harris, al que acompaña en estos conciertos para dar rienda suelta a su música.
AWAKE es el nombre del proyecto de Moore, que canta, toca la guitarra y los teclados. Acompañado por unos vídeos divertidos y surrealistas, desplegó su rock progresivo sin dejar a nadie indiferente.
Texto y fotos: Álvaro Geneiro
Os dejamos más fotos del evento a continuación: