ESTADIO WANDA METROPOLITANO – MADRID – 14 DE JULIO DE 2018
Aún con la resaca auditiva del show en Lisboa, Iron Maiden se preparaban para descargar toda su energía en Madrid. 54.000 entradas se vendieron de cara a un espectáculo masivo, el mayor que se recuerda de la banda británica en nuestro país.
Hubo dudas, muchas, sobre el éxito del concierto. Llenar un recinto tan grande como el Wanda Metropolitano no era tarea fácil… pero viendo cómo se desarrollaba la gira se convencieron los dudosos. No se podía faltar a la cita sin arrepentirse luego.
Resulta inevitable comparar el espectáculo del Wanda con el del Altice Arena de Lisboa de hacía apenas un día antes. Y en esta comparación pierde el sonido de Madrid. Sea por la construcción del estadio o por su condición de recinto abierto, no sonó del todo bien.
Se intuía cantar a Dickinson a un nivel sobresaliente, pero eso, se intuía por momentos. Claro está que un estadio tan grande hay muchos puntos de vista/oído y no se escucha igual en las primeras filas de la pista que al final de la misma o en una grada lateral que en el graderío frontal. En definitiva, variadas situaciones y ninguna opinión válida al cien por cien.
Para quien era el primer concierto de esta gira resultó inmejorable, pero para quienes los habíamos visto ya anteriormente no. Podía y debía sonar mucho mejor. Eso sí, conforme avanzaba el concierto parecía mejorar el sonido.
Otro gran pero para mi gusto fue el horario. Que sí, que la banda impone sus criterios en este aspecto, pero actuar a las 21.10 no afecta en nada si hablamos de un pabellón cerrado, algo que no ocurre al tocar en abierto. Los primeros 50 minutos del show transcurrieron con luz solar, algo que resta espectacularidad a los juegos de luces.
Bien es cierto que precisamente por eso hay más fuegos, pirotécnica y efectos en la segunda parte del concierto, pero se hizo raro el comienzo con Aces High a pleno sol. Menos mal que Flight of Icarus y Fear of the Dark llegarían en la segunda hora de concierto porque sí no… Ícaro se habría quemado de verdad con el sol madrileño… ¿y cómo se tiene miedo a la oscuridad de día? En fin, bromas aparte, son detalles a tener en cuenta, pero lo importante, los músicos, volvieron a dar una lección en el escenario.
Viendo la forma en que están todos y cada uno de ellos nadie piensa en la retirada. Ni se pasa por la cabeza, es impensable, parecen tener veinte años menos y no dejan de moverse comiéndose la escena. Todos, sin distinción. Pero sobre todo Bruce Dickinson, más actor que nunca con cambios de vestuario sin fin, elementos de atrezo y una forma de interpretar que va mucho más allá de lo que suele hacer un vocalista.
Tras tres cañonazos iniciales llegó el único parón. Dos simples minutos para que Dickinson salude, comente la cifra de asistencia y poco más. A partir de ahí, clásicos uno tras otro sin descanso.
Hasta cuatro canciones del Piece of Mind incluye el set-list, dividido en tres temas. Primero llegan canciones sobre guerra, luego cambia la escenografía para interpretar cortes religiosos y se finaliza con canciones de temática algo más oscura.
Únicos e irrepetibles, los Maiden tienen cuerda para rato. Y quien lo dude que busque grabaciones para comprobar el magnífico estado de forman que presentan en una gira con más montaje que nunca para apoyar cada canción, pero nunca con lo visual por encima de lo musical.
Aces High
Where Eagles Dare
2 Minutes to Midnight
The Clansman
The Trooper
Revelations
For the Greater Good of God
The Wicker Man
Sign of the Cross
Flight of Icarus
Fear of the Dark
The Number of the Beast
Iron Maiden
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The Evil That Men Do
Hallowed Be Thy Name
Run to the Hills
Texto: Álvaro Geneiro
Fotos: Iron Maiden España