Artista: José Andrëa Uróboros
Álbum: Bienvenidos al Medievo
Sello: Martin Music
Fecha: 15 de febrero de 2019
Nota: 9’5/10
José Andrëa es uno de esos nombres que siempre generan (por suerte o por desgracia) debate, siempre que sale a relucir este nombre se genera la discusión en torno a lo que ha sido su figura para el metal español y sobre su nivel vocal, pero si algo me ha quedado claro tras escuchar lo que será el tercer trabajo de estudio con Uróboros, “Bienvenidos al Medievo”, es que el debate sobre su estado vocal toca a su fin y de una forma implacable.
Y lo va a hacer a base de un disco excelente en cuanto a las líneas vocales, con un nivel de cuidado por el detalle muy elevado y con unas composiciones exquisitas, logrando un disco superlativo que gustará tanto a los fans del cantante en su etapa actual como a aquéllos nostálgicos de los años de “La Leyenda de la Mancha” de Mägo de Oz, pues este disco si por algo brilla es por la enorme cantidad de matices y palos musicales que toca.
A lo largo de la reproducción de este álbum vamos a tener canciones que coquetean con ritmos más próximos al hard rock, otros en los que la melodía es la seña de identidad, algunos que se aproximan al folk metal (sin llegar a ser puramente de este estilo), e incluso se atreve con un aria operística compuesta por Sergio Cisneros “Kiskilla” que nos muestra su faceta de tenor (hacía más de 20 años que no cantaba ópera, reconocido por el propio vocalista), pudiendo decir en ese sentido que tenemos un disco muy ecléctico por la cantidad de estilos que toca.
Todo esto enriquece sobremanera el disco, haciendo que no sea necesario decir que, sin sombra de duda, es el mejor disco de Uróboros con diferencia. Esto es así no sólo por el estado vocal que vamos a ver a José Andrëa (que, insisto, es excelente, yo diría que el mejor momento de su carrera), también lo es por lo complejo de algunas composiciones (véase en este punto “Luna Negra”, un corte realmente espectacular) y por lo pegadizo y melódico de otras (muy resaltable en este aspecto “Una Fábula de Mí y Yo”), logrando un disco que, en lo que a calidad se refiere, es triple destilación.
De esta forma iniciamos el disco con un corte directo, repleto de potencia llamado “Matar al Rey” (y que, salvo el título, poco tiene que ver con el “Kill the King” de Rainbow). Una canción que se convierte en una declaración de intenciones a nivel musical cuando entra la voz, mostrando rápidamente que el esfuerzo en este disco ha sido titánico para buscar la excelencia como factor común entre todos los cortes que lo componen; una canción que coquetea descaradamente con el heavy y que resulta un entrante magnífico para enganchar al oyente.
Sigue la reproducción con una de mis canciones favoritas de este álbum, “Una Fábula de Mí y Yo”, un tema muy melódico y con un toque pegadizo que resulta casi hasta bailable, pero que se clava en la cabeza y te pone a tararear el corte sin darte cuenta, todo ello además sin perder un solo ápice de la fuerza mostrada en el tema anterior, ya que destila potencia en cada segundo de reproducción; un muy buen trabajo de composición y unos arreglos ideales para un corte que, seguramente, será muy coreada en directo.
“Allá Donde Estés Tú” es un tema que en lo que a ritmo se refiere baja una velocidad, pero lo suple con unas melodías exquisitas, tomando una vertiente que se va totalmente hacia un heavy más melódico, con unas líneas de flauta y violín excelentes y muy bien introducidas (según nos comentó el propio José Andrëa, los temas estaban compuestos sin violín y flauta y los arreglos de estos instrumentos son posteriores), logrando un resultado que mantiene el nivel del disco muy alto, siendo otro de esos temas que te pones a tararear sin darte cuenta, con un estribillo sumamente pegadizo, igual que es sumamente destacable el solo de guitarra que vamos a escuchar en este corte.
La siguiente canción es de ese tipo de canciones que casi invitan a coger una cerveza y disfrutar de la música, “Huir Hacia Delante” tiene un corte quizá menos heavy que lo escuchado hasta ahora, pero con una lírica interesante y ese ambiente alegre que le dan las líneas de flauta y violín se convierte en otra gran canción, manteniendo una calidad muy elevada y, sobre todo, con un nivel magistral en la voz, que aunque sean capacidades de sobra conocidas en el vocalista del que estamos hablando, no deja de sorprender el excepcional estado en que se encuentra.
Un breve interludio de piano (“Sonata N.1”) nos da paso a “Ocaso”, una canción que se inicia con el piano sonando, al que entran a acompañar el violín y la flauta regalando unos instantes musicales realmente deliciosos para el oído. La entrada de la voz eleva a la máxima expresión la faceta más melódica de la formación, un corte que se desarrolla con estos cuatro instrumentos indicados casi hasta el minuto 2, donde se empieza a escuchar una guitarra acústica y la batería acompañando, logrando una canción con un resultado realmente maravilloso, que incluso cuando entra la guitarra eléctrica mantiene ese nivel de melodía y belleza que se ha visto durante casi medio tema.
“Malaestrella” se inicia con un corte de hard rock muy clásico con el sintetizador y una guitarra haciendo de las suyas de fondo para, una vez entrada la batería, desatar toda su furia en un tema repleto de fuerza con una línea vocal muy bien llevada, además de una lírica muy interesante. Sobre todo interesante resulta ver cómo se juega con las entonaciones, volviendo a aquellos juegos de irse a los agudos y volver a los graves con una facilidad pasmosa, y sirva como muestra de esto el último estribillo, cuando al encarar la última frase va subiendo la entonación hasta acabar con un agudo marca de la casa.
Llegados a este punto llegamos al tema más difícil de describir, “Luna Negra”, sin duda una canción que se puede elevar a obra maestra, diez minutos de puro éxtasis musical con un sinfín de matices y una densidad sonora espeluznante, una complejidad que resuelven con una maestría que prácticamente deja sin palabras, siendo además (descontando los temas que juegan casi en acústico) el tema más lento de ritmo de los que llevamos escuchados. Pero todo esto que comentamos no es, ni mucho menos, algo negativo y que le reste calidad, todo esto lo convierten en los puntos fuertes del corte, logrando así una canción realmente espectacular y que, como comentaba previamente, resulta difícil de describir, ya que es una vorágine de sonidos que atrapa al oyente, creando una atmósfera propia y logrando abstraer durante sus más de diez minutos de duración casi sin darte cuenta, convirtiendo los mismos en un instante que se pasa con la brevedad de un chasquido. Desde luego, si José Andrëa buscaba una canción que pueda pasar al recuerdo como una obra de una magnitud impresionante, con este corte lo ha encontrado, sencillamente espectacular, y lo es por todo, por la comunión de sonidos de guitarras con teclados, violines, flautas, el ritmo, la percusión empleada, las líneas vocales y la clase magistral de cómo usar la voz en diferentes tonalidades como si pareciese fácil… Es extremadamente difícil destacar un solo aspecto de esta canción, pero si hay una que invita a poner en bucle en este disco (en sí el disco entero invita a ello), sin duda es esta.
Volviendo a un corte más próximo al heavy tenemos “La Canción de los Deseos”, y como seguro que más de uno se lo pregunta: sí, es la misma que se editó en “La Ciudad de los Árboles” de Mägo de Oz (decir que antes de afirmar esto me puse a indagar para verificarlo, pues tenía la sospecha desde la primera escucha pero no estaba seguro, confirmando de paso que esta letra fue escrita por José Andrëa), pero eso sí, llevada a su estilo, tal como compone ahora mismo José Andrëa con Uróboros y con ese toque diferente, fruto también de estar rodeado por algunos músicos diferentes y sobre todo, hacer algo diferente. El resultado es más que bueno, sobre todo por esos segundos finales donde usa unos instrumentos diferentes.
Y llegamos a la gran sorpresa del álbum, un aria puramente operística compuesta por Sergio Cisneros “Kiskilla” donde saca a relucir una faceta bastante desconocida de José Andrëa (según él, hacía más de 20 años que no cantaba así), la de tenor. “Alba” nos regala unos minutos musicales deliciosos y que rompen por completo con lo que estamos escuchando hasta ahora, sin que ello suponga un tema flojo o una pérdida de calidad. El resultado es excepcional y la lección musical es simplemente magistral. Interpretado a las mil maravillas y con una orquestación excelente, el tema es de una exquisitez indiscutible y, sin duda, una apuesta arriesgada, pero muy acertada por parte de la formación, que logra dejar un corte para el recuerdo y de paso regalarnos una faceta muy poco explorada y explotada del vocalista, dejando claro que estamos ante un verdadero camaleón en lo que a cantar se refiere. Este aria requiere disfrutarlo al máximo, cada cual a su modo, pero sobre todo con un buen equipo de sonido que nos permita degustar cada nota como si de una copa de un buen vino se tratase.
“Bienvenidos al Medievo” es el tema que estaba destinado a ser single, y se nota en cuanto se escucha todo el disco. ¿Significa esto que sea el peor del disco? Ni mucho menos es eso. El tema es excepcional y a nivel vocal es excelente, pero la combinación de sonidos a nivel musical, la letra, lo pegadiza que resulta y las diferentes entonaciones, además de tener la duración ideal para un videoclip (unos cuatro minutos), ese pasaje con un par de frases habladas y el clásico “cabrones” al final del mismo son todo señales para indicar que este corte debía ser (como así fue) el primer single del disco, aparte, ya como última razón, de ser el que da título al mismo.
Encaramos la recta final con “Agua y Fuego”, que además de tener una lírica muy bien elaborada, tiene un juego melódico con la flauta sobre todo que lo hace más que interesante, cogiendo ese punto de fuerza que tan bien sienta en algunas composiciones (esta es una de ellas), logra otro tema excelente para seguir con un nivel altísimo en un disco que, al menos a nivel nacional, se va a colar sin problemas entre los lanzamientos del año. Otro corte de esos que se meten en la cabeza y no hay forma de sacarlo hasta que lo has escuchado un buen puñado de veces.
“El Último Jincho” sigue la estela del tema anterior, melodía y un juego vocal muy bueno combinado con la fuerza ya mostrada en varias ocasiones y unas letras muy bien elaboradas que logran dejar una penúltima canción muy interesante, manteniendo lo que acabamos de comentar, un nivel en todos los sentidos que resulta realmente espectacular.
Cierra el disco “Pequeña Balada Folk (Tal Vez la Próxima Vez)”, una canción que se desarrolla en un formato acústico, y por consiguiente con una entonación adecuada para acompañar a la guitarra acústica, el acordeón, la flauta y el violín, incluyendo cierto toque nostálgico, logrando un cierre excepcional, dando la calma tras toda la tormenta sonora que hemos podido disfrutar.
En definitiva, un disco soberbio, que destila calidad en cada segundo de reproducción, que junta elementos de forma magistral con unos arreglos excelentes y con un cuidado por cada detalle que le da aún más calidad al disco. Merece y mucho la pena darle varias escuchas a un disco que no sólo supera las expectativas (que ya eran altas viendo los adelantos), por momentos nos hace pensar incluso que nos habíamos quedado cortos a la hora de poner las expectativas en el resultado final.
No se puede hacer otra cosa más que dar la enhorabuena a José Andrëa y los chicos de Uróboros por un trabajo realmente excelente, ahora les toca la parte más difícil, defenderlo con la misma calidad en los directos, algo de lo que no me cabe ninguna duda.
Joseph Draven