Tras una semana de descanso Salva Arteaga vuelve a la carga con una entrega de su especial Rompiendo Mitos. Hoy toca el año 1993.
1993
1993 es un año donde los sonidos más extremos se van imponiendo a los que años atrás ocupaban los puestos más importantes en cuanto a popularidad dentro del metal. El death metal, el black, el doom y las primeras pinceladas del gothic comienzan a reinar en el mundo del metal. Junto a estos estilos seguiremos viendo algo (muy poco) de hard rock, de thrash y de heavy clásico.
Estamos acercándonos a la mitad de la década, donde resurgirá como un dragón (cita inventada por mí pero hecha a propósito) un género que había casi desaparecido como era el power metal. A pesar que la bandera del estilo la seguía manteniendo alzada Gamma Ray, será en unos pocos años cuando llegue desde Europa una inmensa ola de power (hasta llegar a saturar) de la cual sobrevivirán solo los grandes.
Pero este año de 1993, que es lo que nos trae hoy aquí, nos trajo noticias buenas y malas. Las buenas (a parte de la buena colección de discos que veremos a continuación) fue el nacimiento de un buen puñado de bandas que hoy en día son reconocidas mundialmente, caso de Children of Bodom (aún bajo el nombre de Inearthed, en la foto), Dark Funeral, Dimmu Borgir, HammerFall, Nile o Rhapsody.
Pero este año fue también el de las despedidas. El de los adiós (afortunadamnete solo fueron momentaneos) a sus bandas de algunos de las figuras más significativas del panorama metalero. Tres casos muy llamativos fueron los de tres vocalistas que marcaron el camino a muchos otros y que dejaban sus bandas para comenzar proyectos en solitario. Hablamos de Rob Halford que tras dos décadas poniendo la voz a Judas Priest abandonaba la banda para comenzar su proyecyo en solitario. Lo mismo ocurrió con Bruce Dickinson, que al igual que Halford, dejaba Iron Maiden aunque en los dos casos, regresarían más tarde. Quien no regresó a su banda (y casi tampoco al metal, gracias Tobias Sammet por haberlo recuperado para la causa) fue Michael Kiske. El vocalista de Helloween dejó la banda tras el nefasto “Chamaleon” y también el mundo del metal hasta que pudimos escuchar de nuevo su magnífica voz en el primer disco de Avantasia (2001).
COMENZAMOS
Abril supuso el inicio de una buena colección de discos que se publicaron este año, pero curiosamente este mes contabilizó dos discos “suaves” si los comparamos con la cosecha del resto del año que se movió por lugares más extremos. Aerosmith grabaron un discazo que hacía las veces de continuación el magnífico “Pump” (1989). “Get a grip” además de tener unos temas hardrockeros muy buenos contenía tres baladas (sí, tres) que se paseaban continuamente por las televisiones y “enseñó” el camino a seguir para la banda en los siguientes años donde no han parado de sacar balada tras balada, pero nunca más un gran disco como este.
El otro disco “suave” que salió este mes de abril fue también de otro vocalista que comenzaba su carrera en solitario después de dejar la banda que lo dio a conocer. Vince Neil salió de Motley Crue por la puerta de atrás después de haber registrado, “Dr. Feelgood“, el mejor álbum de la banda y, al igual que Haldford y Dickinson, volvería al seno de los Crue años más tarde. Pero durante ese periodo grabó dos discos de estudio (luego, en 2010, haría un tercero de versiones) con un sonido similar al de Motley Crue. Prueba de ello, es este single de “Exposed“, tema con el que se abría el primer disco en solitario de Vince Neil.
A partir de este momento, con la llegada de mayo, toda la producción destacable del año (y hay mucha y muy buena) se mueve por caminos que podemos llamar extremos, con alguna excepción. Desde Holanda nos llegaba el cuarto, y último hasta su reunión en 2008, disco de Pestilence, banda que ya había maravillado con su anterior joya titulada “Testimony of the ancients“. A diferencia del anterior, este disco era menos rápido, pero aportaba una buena dosis de toques progresivos o quizás técnicos, algo que ya estaba haciendo Death en Estados Unidos. Debo destacar la portada de este y del anterior, obra de Dan Seagrave, el ilustrador del metal extremos. Aquí puedes ver su extensa obra, te sorprenderán algunos de sus trabajos.
Otra banda que cambiaba a su vocalista. Un año antes, Joey Belladonna dejaba Anthrax, quienes ficharon para esos menesteres al frontman de Armored Saint, John Bush. Para muchos, entre los que me incluyo, Bush mejoró la banda, tanto como voz, como frontman. Pero además, su disco debutando con los de Nueva York, “Sound of white noise“, está considerado uno de los mejores de Anthrax. Una demostración de saber reinventarse, de no quedarse en el thrash clásico que iba en caída libre, y de dar una vuelta de tuerca más al sonido, como solo lo sabe hacer la banda de Scott Ian.
Hablaba antes de Death, y su clara influencia en el camino que tomó Pestilence, y con este “Individual thought patterns” los de Chuck Schuldiner dan un paso más, y a los toques progresivos que veíamos en su anterior disco “Human“, le suman algunos momentos de free jazz, algo inimaginable anteriormente en el hermético mundo del metal extremo. Solo bandas como Death se atrevieron a introducirse por primera vez en estos sonidos y el mundo del metal se lo ha reconocido (y agradecido) para siempre. Muchas bandas siguieron después por ese camino.
Con “Bloody kisses“, el tercer trabajo discográfico de los neoyorkinos Type o Negative, la banda daba el salto definitivo a los primeros puestos dentro del sonido, para algunos, gótico, y para otros, doom. Sea como fuere, “Bloody kisses” mejoró los discos anteriores y una de las razones para que eso se produjera, fue la introducción de atmósferas que sus dos primeros trabajos no tenían (al menos en la cantidad de este tercer disco). El disco vendió muchísimo, hasta ser disco de platino, rara avis para ser una banda de gothic-doom con temas larguísmos de 8, 9 11 y hasta 12 minutos.
Tercer disco de Annihilator y tercer vocalista que tenía la banda. Pero aún habrían más cambios, pues en el próximo disco sería el propio Jeff Waters quien se encargaría de la voz. Pero en este disco, que llevó por título “Set the World on Fire“, hay un poco de discrepancia por parte del público. Para muchos es un discazo y para otros una basura. Para mí no es ni una cosa ni la otra, pero estaría más cerca de los primeros. “Set the World on Fire” tiene temazos, como el que da título al disco, y que mantienen ese sonido característico de la guitarra del señor Waters.
El 25 de agosto, un día después de la salida a la calle el disco de Annihilator, se publicaba en la otra punta del mundo un discazo. Los japoneses X-Japan ponían en circulación un trabajo titulado “Art of life” que causó furor desde el primer momento, llegando a alcanzar el disco de platino en Japón con más de medio millón de copias vendidas en el país nipón. “Art of life” es una suite de 29 minutos (el disco solo contiene este tema) que pasa por varios “estados”, desde los primeros minutos baladísticos a base de piano y voz, hasta la parte ultra rápida de un power metal de altísima calidad que encontaremos a lo largo del tema. Un disco imprescindible.
En el 89 “Beneath the remains“, en el 91 “Arise“, en el 93 “Chaos A.D.“, Sepultura está en estado de gracia y sacando cada dos años impresionantes discos. Los hermanos Cavalera junto a Paulo Jr y Andreas Kisser hacen oro (musical) todo lo que tocan. En este “Chaos A.D.” la banda comineza a coquetear con otros sonidos. Así nos encontramos con toques más grooves pero, sobre todo, lo que destaca es la inclusión de percusión brasileña, caso de “Kaiowas“, algo que se acrecentará en su siguiente álbum.
Y Cynic rompió la baraja. Comenzó desde “Focus“, su álbum debut, a mezclar el death metal de Florida, lugar de nacimiento también de la banda, con su pasión por los sonidos progresivos y el jazz. Algo que quizás ya estaba haciendo Death en Estados Unidos o Pestilence en Europa, Cynic lo lleva un paso más allá. A esto le suman dos voces, una suave y otra gutural típica del death metal, lo que hace de Cynic una banda única en su género.
Este mismo mes de septiembre, casi terminando, aparece el cuarto álbum de la banda de doom-gothic Paradise Lost. Los británicos en este “Icon” comienzan a dejar atrás un poco los sonidos doom para sumergirse en lugares comunes del gothic metal. Esto hace que “Icon” se vea reconocido como uno de los mejores discos de la década dentro de su género y uno de los mejores de la banda de Nick Holmes.
El año 93 “termina pronto” en lo que a discazos se refiere. En octubre sale la última gran obra a la luz. Y vaya discazo. Se trata del cuarto trabajo de estudio de los británicos Carcass. El trabajo se aleja del goregrind iniciático de la banda para, sin salir del metal extremo, explorar otros caminos. La melodía que sale de la guitarra de Michael Amott, y que veremos después en Arch Enemy, hace que este disco de Carcass esté considerado por muchos como uno de los mejores discos de metal extremo de todos los tiempos.
Espero que comentes en nuestro facebook si crees que falta algún disco en esta relación. Como siempre digo, no son todos los que están, pero si son todos los que son. La próxima semana llegamos a 1994.
Redacción y dirección: Salva Arteaga