Artista: Last In Line
Álbum: II
Sello: Frontiers Music
Fecha: 22 de febrero de 2019
Nota: 8/10
Hablar de Vinny Appice, Jimmy Bain y Vivian Campbell nos lleva irremediablemente a pensar en Ronnie James Dio y en algunos discos que son historia gloriosa del heavy metal como son “Holy Driver”, “Sacred Heart” y el disco del que la banda toma el nombre, “Last in Line”.
Reunidos en 2011 por primera vez, y tras ver que seguían compenetrándose a las mil maravillas a pesar de haber pasado casi 30 años, deciden llamar al vocalista Andrew Freeman para que cantase algunas de las canciones que en su momento entonó el gran Dio, visto el resultado decidieron comenzar a actuar y con el tiempo Frontiers Music se interesó en ellos para editar material nuevo, fue así como en el año 2016 ve la luz “Heavy Crown”, no sin su punto trágico por el fallecimiento de Jimmy Bain a los 68 años unos días antes del lanzamiento del álbum.
Con Phil Soussan (ex Ozzy Osbourne) en sus filas para cubrir el hueco dejado por Jimmy Bain arranca el álbum con la correspondiente introducción, que lleva por título “II- Intro”, y esta da paso a un corte que se inicia con un sonido de guitarra interesante, titulado “Blackout the Sun”, un corte con un ritmo lento, ligeramente pesado por momentos pero que es de esos cortes que se hacían antaño de heavy metal, con riffs de guitarra descarados, una voz cañera y una buena dosis de los bajos fondos de Los Ángeles, para hacer un viaje en el tiempo a los años 80 de alguna forma; una apertura interesante para un álbum que viene a confirmar que los años no pasan por los que, antaño, fueron compañeros del inmortal Dio.
Sigue el disco con “Landslide”, el corte que fue el primer adelanto del mismo, y que es una canción que sube un par de revoluciones el ritmo por momentos, jugando a las mil maravillas con el ritmo y con la base rítmica para dotar al tema de una fuerza incuestionable. En esta ocasión vamos a ver también al vocalista jugar con los registros de su voz de una forma exquisita, dotando aún de más calidad si cabe al resultado final del tema.
“Gods and Tyrants” vuelve a bajar el ritmo aunque no es tan pesado como en el corte que abría el disco durante la primera parte, porque la llegada del solo de guitarra trae consigo una subida considerable de las revoluciones y un juego de percusión muy interesante. A nivel musical el disco se va a seguir moviendo por los mismos sonidos escuchados previamente, un heavy metal descarado pero elegante, con un vocalista que sabe manejar su voz como los grandes maestros, y que, junto a esos cambios de ritmo y los magistrales riffs de guitarra, nos van a dejar una canción que demuestra por qué en su momento acompañaron a uno de los más grandes de la historia.
El siguiente corte lleva por título “Year of the Gun”, y por el momento es el que empieza con más fuerza, dotada por las guitarras y por el inicio arrollador que tiene a nivel vocal, con unos agudos excelentes. Empleando el ritmo más rápido por ahora y sin tener ningún tipo de reparo con el uso de los platos y, sobre todo, de la caja, el tema destila potencia en cada segundo de reproducción, siendo una bomba de relojería a punto de estallar, pero con la misma excelencia y elegancia que hemos visto en los cortes anteriores, obteniendo un resultado de heavy metal triple destilación.
“Give Up the Ghost” tiene algo diferente, dentro de que vuelve a usar un ritmo lento y ligeramente pesado, y un sonido de guitarra bastante afilado y con cierto punto de desgarro, con la voz manejando sus registros a las mil maravillas, el conjunto del corte tiene algo que la diferencia de lo escuchado hasta ahora, y además algo que la hace especialmente llamativa, siendo la que más me ha llamado la atención del disco hasta ahora. De nuevo a mitad de canción nos vamos a encontrar con el riff, que aun siendo casi obligado, no está exento de una calidad abismal. En definitiva, uno de los mejores cortes del disco sin duda alguna.
Sigue el disco con “The Unkown”, un tema algo más relajado que los anteriores, sigue con un ritmo lento pero en los primeros compases tiene un sonido desgarrado, aunque al cabo del primer minuto vuelve a subir de nuevo el volumen en las guitarras y la voz vuelve a trabajar con los agudos durante unos segundos, para después volver a ese sonido algo más calmado. Una canción de contrastes que resulta más que interesante de escuchar, usando guitarras limpias y distorsionadas, dando mayor protagonismo al bajo por momentos… De lo visto hasta ahora me ha parecido, con diferencia, el corte más completo y complejo.
“Sword From the Stone” es, como su propio título indica, como una espada a punto de caer sobre nuestras cabezas, usando para ello sus mejores recursos, con un ritmo contundente y unos agudos exquisitos. Además el sonido de las guitarras le aporta mucha potencia al resultado que han dejado registrado. De nuevo vamos a tener un corte que sin usar tantos sonidos como el caso anterior (aunque tiene también recursos con guitarras limpias), tiene una complejidad y una completitud envidiables, y se convierte casi sin darte cuenta en uno de esos que escuchas una y otra vez sin parar, siendo otro resultado excelente.
Rompiendo por completo el molde al inicio tenemos “Electrified”, que se inicia como una patada en el culo con la voz y entra con toda la fuerza que tienen todos los instrumentos, aportando una potencia que está por encima de todo lo visto hasta ahora en este álbum, siendo, como decíamos, como una patada en el culo para sacarte de la cama en una mañana de esas en las que te da pereza hasta abrir los ojos. Una verdadera bomba atómica para encarar la recta final de un disco con una calidad que no sorprende al ver los músicos que forman parte de la banda, pero sí que es incuestionable, y que además regala un abanico de sonidos que serán dignos incluso para los oídos más exigentes.
“Love and War” es uno de esos temas que se acaban convirtiendo en auténticos himnos, no sólo de una banda en particular, sino del heavy metal en general, con un ritmo sumamente pegadizo, unos riffs de guitarra magistrales y una línea vocal de las de ponerse a tararear como acto reflejo. No es el tema más complejo del disco, y personalmente no me ha parecido el mejor del álbum (“Electrified” sin ir más lejos me ha parecido más interesante), pero sí que le he visto esos matices, esos ritmos y ese algo especial que hace que una canción traspase fronteras, y pase a ser algo más que un buen tema o un buque insignia de una banda en particular, a pesar de los inconvenientes que le acabo de poner, creo que este “Love and War”, antes o después, será un himno inmortal del heavy metal.
Cómo arranca “False Flag” es una buena sorpresa, sobre todo porque los instrumentos protagonistas del inicio de este corte son el bajo y la voz, logrando dar una sorpresa ya que el bajo, aunque ha tenido momentos donde ha sonado y se le ha escuchado con mucha claridad, no ha llegado a coger ese protagonismo que coge en esta canción. El resto de la canción sigue siendo una combinación de recursos sonoros y cambios de ritmo sumamente interesante, logrando otra canción muy completa y excelente; tan interesante que me atrevería a decir que yo la habría usado para cerrar el álbum y así dejar al oyente con ganas de más.
Y digo lo anterior porque el cierre, que se realiza con “The Light”, es un tema que funciona como un electroacústico al principio, dando paso tras casi un minuto a la artillería pesada, no es que tenga poca calidad en comparación con lo anterior o resulte menos interesante, tiene incluso algún cambio de ritmo que lo hace muy interesante de escuchar, porque te mantiene atento a ver cuándo van a hacer otro cambio de esas características. Pero sí que quizá me ha resultado menos llamativo por usar un abanico de recursos menos amplio que en el caso anterior, por lo que creo que el cierre habría sido más espectacular con “False Flag” que con “The Light”, sin que ello desmerezca en absoluto el resultado obtenido con este corte.
Last in Line es una banda que no tiene nada que demostrar, ya que los músicos que forman parte de la misma son de sobra conocidos, son parte de la historia del metal por haber sido parte de discos tan míticos como los citados al inicio de esta reseña y por haber tocado junto a leyendas del calibre de Dio y de Ozzy. Esto hace que ya de antemano uno se pueda hacer una idea aproximada de lo que se va a escuchar en el disco, y seguramente no andará muy equivocado (al menos, para mí, el disco ha sido más o menos lo que pensaba que iba a ser). No necesitan inventar nada para hacer material de mucha calidad, y este álbum es una buena prueba de esta afirmación.
Joseph Draven