Artista: CORELEONI
Álbum: II
Sello: AFM Records
Fecha: 27 de septiembre de 2019
Nota: 7,5/10
Hay guitarristas que con solo citar su nombre, tenemos clara la dimensión que han alcanzado. Esto ocurre en todas partes, en nuestro país podemos hablar de Jorge Salán por poner un ejemplo, pero en esta reseña no nos ocupa al guitarrista madrileño, sino a Leo Leoni, guitarrista de Gotthard.
Siendo parte de los míticos Gotthard desde principios de los años 90, Leo Leoni tiene esa dimensión que decía previamente, que hace que no necesite una presentación detallada para saber de qué músico hablamos. Tras el lanzamiento, el año pasado, de su primer trabajo, “The Greatest Hits Part 1”, la banda, formada por el propio Leo Leoni a la guitarra, con Ronnie Romero (Rainbow, ex Lords of Black) a la voz, Jgor Gianola (U.D.O., ex Gotthard) a la guitarra, Mila Merker (Souline) al bajo y Hena Habegger (Gotthard) a la batería, nos trae un disco de hard rock clásico en toda regla, rescatando ese sonido tan particular que era la norma a finales de los años ochenta y principios de los 90, mostrando un romanticismo por aquélla época fuera de toda duda.
Comienza el disco con una pequeña intro que hace honor a su nombre, “Waltz No. 2”, que nos da paso a un inicio que deja claro desde el segundo uno que esto es hard rock de la vieja escuela. “Standing in the Light” emplea una batería contundente con unas guitarras agresivas que combinan con una línea vocal rasgada, quizá un registro no muy empleado por Ronnie Romero. Si hay algo que caracteriza mucho a la música que pretende realizar la formación son esos estribillos con unos coros espectaculares, y este tema no es una excepción, ya que tiene unos coros muy bien trabajados y que dan un resultado sensacional, logrando que la canción tenga todo lo necesario para poder trabajar a la perfección como single.
Seguimos con “Love for Money”, un inicio que nos recuerda a los grandes sonidos de finales de los ochenta (por momentos me ha traído a la mente alguna canción de los Guns N’ Roses por ejemplo). La entrada de las guitarras le da ese punto canalla tan imprescindible como característico. El combo de sonidos que la banda ha logrado hacer para este corte da un resultado realmente fantástico que, sin duda, tendrá bien atentos a los más fanáticos del estilo y a todos esos nostálgicos de la música que se hacía durante los ochenta y la primera mitad de los 90.
“Open Fire” sube algo las revoluciones respecto a los anteriores. Con una base rítmica potente y un trabajo vocal espectacular, las guitarras durante las estrofas tienen un derroche de energía fuera de toda duda. El trabajo realizado por la formación en este corte nos muestra que también saben cómo repartir caña sin piedad, logrando un resultado muy interesante y que nos empieza a mostrar algunos matices en su música más que interesantes, evitando también caer en la tendencia de hacer un disco demasiado lineal.
Un solo de guitarra sensacional es el inicio de “Angel”. La entrada de la percusión nos deja claro que el ritmo, lento, va a jugar mucho más con lo melódico que con la potencia que la formación puede ofrecer. La voz realiza por momentos la entonación más grave de todo el disco y las guitarras juegan con un sonido limpio en las estrofas. Una canción que prácticamente juega a ser una balada y que, por momentos, lo es sin ninguna duda.
Tras una canción que me ha pasado un poco desapercibida como “And Then Goodbye”, tenemos una canción que me ha llamado la atención es “She Goes Down”, un corte que empieza con un bajo potente, perfectamente audible, compitiendo por momentos por el protagonismo en estos minutos con las guitarras. La voz nos da pie a uno de esos temas que dejan claro por qué hacen este tipo de música con un juego de agudos excepcional, y es que el resultado que tienen nos lleva por completo a esa época en la que un concierto de cualquier banda destacada de entonces cumplía la máxima de “sexo, drogas y rock n’ roll).
“No Tomorrow” va a jugar con un ritmo más pesado, siendo el más lento del disco con diferencia en ese sentido. El juego vocal es de lo más interesante, escapando de los agudos. También vamos a poder disfrutar de una especie de batalla sonora entre el bajo y las guitarras que se acaba convirtiendo en una delicia para los oídos, logrando así un resultado que hace que esta canción sea la que más me ha convencido de todo el disco.
Los primeros instantes de “I’m Your Travellin’ Man” nos dejan claro que el peso va a recaer sobre el bajo, al que se unen unas guitarras con un ligero sabor a blues. La voz entra para ir creando ese in crescendo que nos lleva a un tema de hard rock melódico de los que suenan muy completos, sin perder ese ligero toque de blues en determinados momentos y con un estribillo sublime. El solo de guitarra de rigor es, sencillamente, espectacular, siendo este el tema más completo con diferencia de todo el álbum. Tras esta canción nos encontramos con “Cheat And Hide”, pero tras el despliegue del corte anterior se me queda un tanto descafeinada.
Nos vamos acercando a la recta final del disco con “Make My Day”, un tema que tiene un toque de rock n’ roll en la percusión, cogiendo de nuevo ese aire más canalla en lo musical, con unas voces que de nuevo hacen las delicias del oyente con un estribillo sensacional. Un trabajo soberbio que demuestra el gran abanico de recursos que tiene la banda.
“Mountain Mama” tiene un guitarreo con cierto aire macarra para arrancar una de esas canciones que nos recuerdan esa esencia más cruda del género, jugando con una variedad sonora exquisita y que eleva exponencialmente la calidad del resultado final de la canción, siendo, sencillamente, espectacular; una de esas canciones que apetece escuchar en bucle durante un buen rato.
Encaramos ya la recta final del álbum con “Queen of Hearts”, uno de los comienzos más agresivos del álbum, con unas guitarras muy potentes y con una base rítmica sensacional, que sirven de colchón para uno de los mejores despliegues vocales de todo el disco, mostrando de nuevo ese amplio abanico de recursos que poseen para hacer una de las mejores canciones del disco, pero sin llegar a ser tan potente como me ha parecido “I’m Your Travelling Man”, no por ritmo sino por recursos, por complejidad y por sonido.
El tema que, se puede decir, cierra el disco es “Don’t Get Me Wrong”, que con un punto menos de agresividad en las guitarras pero con un bajo muy poderoso, nos deja un corte que sin salirse de los cánones que marca el estilo que practica la banda sí tiene una atmósfera algo más oscura en las estrofas. De nuevo un buen despliegue vocal y un estribillo pegadizo que le dan la mayor parte de su calidad a esta canción. El solo final es soberbio.
Tras un corte que, de nuevo, me pasa algo desapercibido como “Boom Boom”, cierran con una pequeña outro titulada “Il Padrino”. He dicho que algunos temas me pasan un tanto desapercibidos porque no muestran algo que me resulte diferente o novedoso, dejando sonidos que en otros temas se pueden escuchar sin ningún problema y pareciéndome que son un poco de relleno, y esto es lo que le hace perder puntos al disco.
Pero sin contar esto, un buen disco de hard rock que, como he dicho en alguna ocasión anterior, gustará a los más puristas del género, encontrando una pieza que seguramente les gustará bastante y que reproducirán una y otra vez en sus dispositivos.
Joseph Draven