Artista: Bloodbound
Álbum: Rise Of The Dragon Empire
Sello: AFM Records
Fecha: 22 de marzo de 2019
Nota: 9,5/10
Si bien es cierto que la mayor cuna de bandas de Power Metal que hay en la actualidad es Italia (Rhapsody of Fire, Luca Turilli’s Rhapsody, Kalidia, entre una infinidad más), no es el único sitio del que salen bandas con un potencial descomunal, ya que los países nórdicos suelen ser cuna de grandes bandas del metal a nivel general, y en este caso desde Suecia nos llega un misil tierra aire llamado Bloodbound.
Fundados en el año 2004, los suecos llevan ya a sus espaldas un buen puñado de discos, y poca presentación necesitan a estas alturas. En este 2019 vuelven a la carga con el que es su octavo disco de estudio, titulado “Rise of the Dragon Empire”, y lo que vamos a poder escuchar en el mismo es, sencillamente, excepcional. Lo que vamos a ver es que mientras que en los discos anteriores había una fuerte influencia sinfónica, en este disco, sin perder ese punto, va a haber más influencia del folk nórdico, dándole un soplo de aire fresco al sonido de la banda.
El sonido que empieza en cuanto le damos al botón de reproducir destila fuerza pero con una melodía exquisita, sonando sumamente interesante, sin necesidad de recurrir a dobles bombos ni recursos de ese estilo pero con los agudos en la voz (aunque moderados), en este “Rise of the Dragon Empire” lo que va a primar es la melodía con un estribillo sublime que invita a ponerse a saltar. Un inicio arrollador con un corte magistral, pegadizo y potente, que nos deja claro que desde el primer segundo la banda no se esconde nada para que este disco sea aproximadamente una hora de puro disfrute musical.
Tras un inicio arrollador pasamos a los sonidos intensos e interesantes que abren “Slayer of Kings”, que se inicia con un sonido muy ambiental acompañado de algo parecido a un coro, lo que da paso a uno de esos agudos tan característicos de Patrik J. Selleby (vocalista de la banda), para entrar con un doble bombo y toda la potencia que puede sacar Daniel Sjögren (batería) de su instrumento, compenetrándose a las mil maravillas con Anders Broman (bajo), siendo el colchón perfecto para que Henrik Olsson y Tomas Olsson hagan de las suyas a las seis cuerdas, pero en los estribillos quien va a mandar junto a la voz es el teclado de Fredrik Bergh, logrando un resultado magnífico, con un toque de Power Metal puro y duro, un corte contundente y muy directo, pero excepcional, logrando ese punto de excepcionalidad por esos cambios tan pronunciados que tenemos en los estribillos.
Seguimos con otra canción excepcional como “Skyriders and Stormbringers”, que bajando el ritmo respecto a su predecesora sigue teniendo ese juego de sonidos de teclado tan particular de este género, con esos compases donde entran los coros y le da el toque sinfónico para lanzar al máximo exponente tanto la potencia como la calidad de este corte, logrando otro resultado para enmarcar y dando una clase magistral en poco más de diez minutos de cómo realizar composiciones que en la primera escuchar (siempre que el género te guste) te resulten espectaculares.
“Magical Eye” es otro tema excepcional, con un abanico de sonidos muy grandilocuentes y un riff central que es como una descarga de artillería, pegadizo, contundente, magistral; la verdad es que esta canción desde la primera escucha me ha parecido uno de esos temas en los que te puedes deshacer en elogios porque realmente suena espectacular, siendo pegadizo, teniendo todo lo necesario para ser una de esas canciones que se convierten en fijas en los set-list que hagan para las giras de ahora en adelante.
Seguimos reproduciendo un disco excepcional con “Blackwater Bay”, un corte que bajando algo las revoluciones respecto a los anteriores le da mucho más protagonismo a esa vertiente sinfónica, logrando así un resultado a la altura de las expectativas y de lo que venimos escuchando, con un corte que vuelve a tener ese punto de grandilocuencia pero más que justificado y apoyado en unos coros sublimes, unido al sonido de toda la sección musical, creando así un ambiente único, que prácticamente nos invita a pensar en una gran batalla naval de alguna película, y que nos haga pensar en algo así (vale, el título también hace lo suyo para que sea en concreto una batalla naval) creo que habla mucho y muy bien del resultado que han logrado con esta canción.
Y siguiendo con una combinación espectacular de guitarras y esa faceta sinfónica tan característica que tienen tenemos el siguiente corte del álbum, “Giants of Heaven”, que mostrando de nuevo un abanico de recursos sonoros de lo más interesante y teniendo algo diferente respecto a lo que hemos escuchado hasta ahora tiene algo en común con todo lo anterior, y es que tiene una calidad fuera de toda duda, siendo un resultado magistral y dejando patente que estamos ante un disco que la mejor forma de definirlo es decir que es magnífico.
“The Warlock’s Trail” se inicia con ese punto más cercano al folk, lo que le da una dimensión y una variante diferentes que siguen siendo sumamente interesantes, todo ello sin renunciar a ese aspecto característico de su música, con una línea vocal muy bien elaborada y sobre todo con un apoyo del teclado que le termina de dar ese plus de fuerza a una de las canciones que más interesantes me han parecido del disco, pegadiza como la que más y con un ritmo sumamente fácil de seguir, esta va a ser otra de esas que se convierta en fija en los set-list de los conciertos sin duda alguna.
Un tema interesante, ya que sigue sin renunciar a esos elementos que hacen del sonido de Bloodbound algo particular pero coquetea más con el heavy metal que con el power como tal, es “A Blessing in Sorcery”, donde hay un gran protagonismo de los sintetizadores con una base rítmica muy contundente y unas guitarras casi envolventes que dan el colchón perfecto para que, una vez más, el vocalista despliegue sus mejores galas y logren bordar otra canción de un nivel altísimo. Ojo al riff de esta canción, porque están haciendo riffs para estudiar en escuelas de guitarra, pero el de este corte en particular me ha parecido una verdadera pasada.
“Breaking the Beast” sigue coqueteando con un sonido más heavy, con un ritmo más lento que el corte anterior pero con unas guitarras afiladas y que por momentos le disputan el protagonismo a las voces, mostrando una variante en su sonido que sigue siendo de lo más interesante, y que se refuerza con esos coros tan bien traídos y con ese toque casi épico que le da un plus muy interesante a la canción.
Encaramos la recta final con “Balerion”, un título que por un momento me ha recordado a alguna ciudad de la Tierra Media de Tolkien, y que perfectamente podría ser un tema de una banda sonora de cualquiera de las películas que hizo Peter Jackson sobre la obra del británico, ya que es un corte que suena con mucha potencia, bastante épico por momentos, pero sobre todo con ese punto de power metal que nos invita a pensar en una obra de fantasía. Un resultado para encarar la recta final del disco realmente espectacular, como está siendo el disco al completo, siendo una más que grata sorpresa ya que, aunque se esperaba un disco soberbio por parte de los suecos, han dejado las expectativas que había en muy poca cosa acorde a lo que han logrado hacer.
Cierra el álbum “Reign of Fire”, que tiene un inicio muy curioso, ya que se inicia en una vertiente más sinfónica, con la voz más grave que hemos escuchado hasta ahora, pero que sube algo la entonación cuando llegamos al estribillo, punto donde escuchamos las primeras guitarras eléctricas del corte, buscando un tema mucho más ambiental para dar al disco el broche de oro perfecto, mostrando de paso una nueva variante de su sonido y otros recursos que siguen manteniendo el nivel altísimo y que hacen que no decaiga por un segundo la atención prestada a un disco que, como ya hemos dicho anteriormente, es magnífico.
Bloodbound han hecho un disco espectacular, un retorno por todo lo alto de una banda que no tenía nada que demostrar (7 discos y giras con transatlánticos como Hammerfall o Sabaton les avalan), pero que, aun así, han hecho un disco para quitar todas las dudas que pudiesen existir en torno a su calidad, y a lo merecido del reconocimiento del que disfrutan a día de hoy. Este “Rise of the Dragon Empire” viene a confirmar lo que ya se sabía, que los suecos son uno de los valores en activo con mayor potencia y proyección dentro de la innumerable cantidad de bandas de renombre que han salido del país, y que con este disco, estoy seguro, terminarán de dar el campanazo para empezar a liderar esas giras que mueven masas, porque la calidad, lo magistral que suena lo que han logrado en este álbum, lo merece sin duda alguna.
Joseph Draven