Artista: Anvil
Álbum: Legal at Last
Sello: AFM Records
Fecha: 14 de febrero de 2020
Nota: 7,5/10
Anvil es una de esas bandas que llevan ya tantos años sobre las tablas que su calidad está fuera de toda duda. Formados en Toronto en 1978, la formación canadiense tuvo sus mejores años en la década de los ochenta, donde llegó a ser uno de los principales nombres del heavy metal a nivel mundial. Tras unos años complicados para el grupo, el lanzamiento del documental “The Story of Anvil” en el año 2008 les volvió a situar en el olimpo de las bandas de heavy metal, y desde entonces, con cambio de bajista incluído, la formación ha lanzado al mercado otros cuatro discos, siendo el último disco lanzado “Pounding the Pavement” en el año 2018. Actualmente, Anvil lo componen Steve “Lips” Kudlow a la guitarra y voz prinicpal, Chris Robertson al bajo y coros y Robb “Robbo” Reiner a la batería.
La banda regresa en este año 2020 con un álbum de lo que mejor saben hacer, ese heavy metal de la vieja escuela, que nos traslada por completo a la prolífica década de los ochenta, con un sonido muy marcado y reconocible, en un disco titulado “Legal at Last”.
Arranca el álbum con “Legal at Last”, un corte de guitarras potentes, una base rítmica plagada de fuerza y un despliegue vocal interesante por huir de lo que cabría esperar en un disco de heavy metal, que son agudos por doquier, manejando un registro grave durante prácticamente todo el corte. Un doble bombo arrollador es el metrónomo ideal para desplegar un sonido plagado de contundencia, una carta de presentación muy clara para este disco de Anvil, donde ya dejan claro el tipo de heavy metal que nos van a ofrecer, el clásico, el directo, potente, el de toda la vida.
Seguimos con “Nabbed in Nebraska”, un tema donde bajamos algo el ritmo, prescindimos de los dobles bombos y tenemos unas guitarras algo más pesadas en el sonido de este corte, donde la línea vocal sigue en un registro similar al anterior en lo que se convierte en una buena muestra de que no hace falta un corte de sonidos frenéticos para hacer un buen cañón de heavy metal, que destaca sobremanera por el estribillo, que es una maravilla.
Con “Chemtrails” nos vamos a una canción que acelera algo el ritmo, recuperando los dobles bombos pero que mantiene ese sonido algo más grave y pesado en las guitarras, haciendo una especie de fusión de los dos cortes anteriores para crear el sonido de este. Un trabajo vocal interesante no porque se salga del registro ya visto, sino porque emplea algunos recursos que le otorgan un punto diferenciador con los casos anteriores y lo hace llamativo en ese sentido.
El siguiente tema se titula “Gasoline”, en este corte vamos a ver una batería pesada y bastante lenta, con un ritmo muy pausado pero que eleva la agresividad de las guitarras para no perder ese punto de fuerza que requieren las canciones de Anvil, a nivel vocal son destacables los instantes en los que el grave baja tanto que casi parece un gutural (no, no lo es). Una faceta diferente de un estilo muy marcado tanto en el sonido como en la composición.
En “I’m Alive” retomamos esa potencia pura y dura en esta canción, que arranca con unas guitarras afiladas y donde la batería entra con fuerza, combinándose con el bajo a las mil maravillas para volver a dejar una canción que suena a puro heavy metal de la vieja escuela en todos los sentidos.
“Talking to the Wall” tiene un comienzo arrollador que da paso a otro corte potente, con fuerza y con un solo de guitarra inicial, jugando con la distorsión de forma interesante, la voz en este caso me ha llamado la atención porque es el tema, al menos hasta este punto, en que por momentos me ha sonado algo forzada, subiendo algo la tonalidad y dejando esa sensación, pero aún así haciendo un trabajo bastante bien resuelto.
Seguimos con “Glass House”, donde comenzamos con unas guitarras que pierden algo de distorsión, diría que incluso suenan con algo menos de fuerza que en casos anteriores, pero una vez que entran el resto de instrumentos, voces incluidas, se entiende, y es que es un corte que va a jugar con la intensidad en los estribillos, sin salirse de ese sonido tan marcado y particular que logran Anvil. El solo de este tema me ha parecido de los mejores del disco con diferencia.
Nos vamos a jugar de nuevo con un ritmo lento y un sonido pesado para desarrollar un tema, titulado “Plastic in Paradise”, que a la mitad aproximadamente rompe durante unos instantes esa tesitura, mostrando un juego de sonidos interesante y bastante bien elaborado, pero que quizá en este caso sí pierde ese punto de fuerza que hasta ahora no había faltado.
El bajo al inicio de este tema, llamado “Bottom Line”, es muy breve pero destacable. La entrada de todos los instrumentos nos lleva a recuperar esa marcha perdida en el corte anterior y de nuevo a una de esas canciones que no buscan florituras, que es directa y potente, que es, sencillamente, lo que tiene que ser, y resuelto nuevamente a la perfección por Anvil, otra canción que juega con la percusión de una forma excepcional para darle ese plus de calidad.
“Food for the Vulture” tiene guitarras afiladas para entrar en la recta final del álbum, a las que se va a unir una de esas bases rítmicas que tiran abajo los cimientos de cualquier sala de conciertos, y en este caso vamos a ver de nuevo una de las interpretaciones vocales que más juegan con los agudos, siendo ésta una de las canciones que más me han convencido del álbum.
“Said and Done” es un tema interesante por empezar durante unos segundos con una estructura de percusión que cambia de forma abrupta, y tener otro cambio menos abrupto pasando la mitad de la duración de este corte. Con un ritmo de nuevo lento pero en esta ocasión con unas guitarras plagadas de fuerza, con un solo estratosferico, que logran dejar registrado uno de los temas más completos en su conjunto del disco, y uno de los mejores también.
Cierra el disco una bonus track titulada “No Time”, un tema que vuelve a jugar con los ritmos rápidos, la potencia absoluta y ese sonido de heavy metal puro y duro, con una base rítmica arrolladora y unas guitarras que son una auténtica apisonadora.
En conjunto un buen disco que sobre todo gustará a los amantes del heavy metal de antaño, directo, potente, contundente, repleto de solos muy bien trabajados y con un resultado que cumple sobradamente las expectativas generadas. Esto es Anvil en estado puro, es lo que mejor saben hacer y con una fórmula que les funciona a la perfección, ¿qué más se puede pedir? Está claro que los canadienses no han descubierto la pólvora en este disco, pero tampoco creo que esa fuese la intención tras 40 años de trayectoría. Saben lo que hacen y lo hacen a la perfección, la receta les funciona, y una clara muestra es este “Legal at Last”.
Joseph Draven